Zama



"Zama" significa la reaparición de la gran Lucrecia Martel después de once años, cuando nos entregó "La mujer sin cabeza" a la que habían antecedido las igualmente notables "La ciénaga" y "La niña santa".
Pero, esta vez, Martel deja atrás sus historias protagonizadas por personajes femeninos y adapta la novela de Antonio Di Benedetto (1956) para ofrecernos un filme apasionante, colmado de conflictos interiores, de nudos que no se desatan en ningún momento, de, una vez más, cómo la condición humana se enfrenta a sus propias trabas y sus propios demonios.
Don Diego de Zama es un funcionario de la Corona Española establecido en el Gran Chaco (Paraguay) y que espera su traslado a una zona más cercana a su familia. La historia de esta espera, y de lo que ocurre a lo largo de ella, es lo que constituye el núcleo de la trama. Por una parte, estamos ante un protagonista que vive distintas experiencias, empujado por su propia desesperación. El rostro del mexicano Daniel Giménez Cacho, quien da vida a Zama, muta fácil y controversialmente, del fácil autoritarismo a la insoslayable desesperación.
MIentras, en el entorno, un funcionario superior juega con él a propósito de la posibilidad de su traslado, le miente, le crea falsas ilusiones. A la vez Zama piensa haber encontrado un placer erótico en el personaje encarnado por la española Lola Dueñas, a quien intenta cortejar, pero solo obtiene burlas de ellla.


Todos estos, digamos, son elementos de una intimidad herida y que va en picada. El contexto, más amplio, es el que muestra a los indígenas y sus costumbres, a la orilla del mar, a las mujeres trabajando colectivamente. O a los esclavos de raza negra que dan cuenta de las duras muestras de sobrevivencia sobre la Colonia.
De todo ello se ocupa "Zama" y, siempre con seguridad, Lucrecia Martel nos lleva a internarnos en la conciencia de su protagonista, a registrar sus culpabilidades y a ensayar interrogantes sobre la razón que lo persigue incansablemente impidéndole abandonar el lugar donde se encuentra.
Las coloridas imágenes del filme, trabajadas con esmero, son obra de Rui Poças y no solo muestran los interiores de las casas sino que potencian más su esplendor en las belllas tomas de los paisajes.
Existen unas cuantas películas, latinoamericanas y de otros países, que han tematizado, desde diversas ópticas, el Descubrimiento, la Conquista y la Colonia de América. Entre ellas pueden mencionarse, sin afán exhaustivo, "La última cena", de Tomás Gutiérrez Alea, "Cabeza de Vaca", de Nicolás Echevarría, "1492", de Ridley Scott, "Yo, la peor de todas", de María Luisa Bemberg, "La misión", de Roland Joffé, "El bien esquivo", de Augusto Tamayo San Román" y "Aguirre, la ira de Dios", de Werner Herzog. Desde una toma de posición muy peculiar, "Zama" puede ser incorporada, con las reservas del caso, a esta relación, sobre todo si analizamos el rol del funcionario de la Corona que recorre de principio a fin el filme y que es un representante de esa "ciudad letrada" a la que un crítico tan lúcido como Ángel Rama" dedicó uno de sus mayores ensayos.

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