Del terror y otros demonios (cinéfilos)
Recuerdo haber presenciado en mi niñez, en la década del 70, desde los primeros años en que ya el cine me llamaba con pasión, y luego también en parte de mi adolescencia, esos “clásicos del terror” con los que se impuso la productora inglesa Hammer a fines de los años 50. Turgentes y bellas rubias huían y eran víctimas, finalmente, de monstruos y bestias, en películas protagonizadas ya sea por Peter Cushing, Christopher Lee o Vincent Price, entre los más conocidos, y que actuaron y a veces dieron vida a míticos seres para nada normales: Drácula, el Hombre Lobo, La Momia, entre muchos otros. Las blondas damiselas de la Hammer escapaban a gritos, horrorizadas, en parajes misteriosos. Los monstruos hacían de las suyas. Quedaba yo sorprendido en aquel despliegue intenso en ambientes turbios, oscuros, crueles y ominosos. Un universo que, con el tiempo, me llevaría a otras obras singulares, filmadas antes de que yo viera este mundo o lo conociera muy poco. Dos ejemplos: “La no