El gran pez
El fastuoso y complejo imaginario de Tim Burton, definitivamente uno de los más talentosos y creativos cineastas norteamericanos de la actualidad, encuentra un justo balance en “El gran pez”, relato de resonancias míticas, acercamiento a las raíces fellinianas (el mundo del circo y del arte en sí mismo) y la permanente ambivalencia y duplicidad entre “verdad” y “ficción”. Esta vez, a diferencia de filmes anteriores, Burton no sólo cuenta la historia fantástica, como en “La leyenda del jinete sin cabeza”, sino que los narradores se alternan en un “presente” a partir del cual se evocan los intensos recuerdos -la vida misma- del personaje central interpretado, ya mayor y moribundo por Albert Finney, y en su juventud por un vivaz Ewan Mc Gregor. ¿Qué es, entonces, aquello que nos deslumbra en esta original propuesta? Sin duda, ese colorido y reiterado, llamativo espectáculo que, en su presentación de personajes -el gigante, el empresario circense que encarna Dann