Entradas

Mostrando las entradas de 2017

Zama

Imagen
"Zama" significa la reaparición de la gran Lucrecia Martel después de once años, cuando nos entregó "La mujer sin cabeza" a la que habían antecedido las igualmente notables "La ciénaga" y "La niña santa". Pero, esta vez, Martel deja atrás sus historias protagonizadas por personajes femeninos y adapta la novela de Antonio Di Benedetto (1956) para ofrecernos un filme apasionante, colmado de conflictos interiores, de nudos que no se desatan en ningún momento, de, una vez más, cómo la condición humana se enfrenta a sus propias trabas y sus propios demonios. Don Diego de Zama es un funcionario de la Corona Española establecido en el Gran Chaco (Paraguay) y que espera su traslado a una zona más cercana a su familia. La historia de esta espera, y de lo que ocurre a lo largo de ella, es lo que constituye el núcleo de la trama. Por una parte, estamos ante un protagonista que vive distintas experiencias, empujado por su propia desesperación. E

Blade Runner 2049

Imagen
Blade Runner 2049: atisbos del futuro Por Jorge Zavaleta Balarezo En 1982, Ridley Scott dirigió “Blade Runner”, una película de ciencia ficción basada en una novela de Philip K. Dick, ambientada en Los Angeles en 2019. La trama presentaba a Rick Deckard, un detective (Harrison Ford), encargado de cazar replicantes que se habían evadido de una colonia ajena a la tierra. Los replicantes eran una suerte de androides fabricados a imagen y semejanza de los humanos por una corporación. El film de Scott destacaba no solo por su trama y originalidad sino por sus efectos especiales y su esplendor visual, elementos a los que se sumaba la notable música de Vangelis. Con el paso de los años, esta cinta se convertiría en una “cult movie”, un referente no solo del cine de ciencia ficción sino un motivo cultural, que motivaría estudios en otros campos y disciplinas, a partir del tema del futuro que planteaba. Guillermo Cabrera Infante, el célebre escritor cubano y consumado crítico de

El maestro De Palma

Imagen
Por Jorge Zavaleta Balarezo Para hablar de Brian de Palma, uno de los cineastas más cerebrales del cine norteamericano contemporáneo, hay que tener presente tanto su condición permanente en el “mainstream”, hace más de 40 años, al igual que la estima de la crítica especializada que lo considera “digno heredero de Hitchcock”, es decir, también un “mago del suspenso”. De Palma  (New Jersey, 1941) conforma, con Spielberg, George Lucas y Michael Cimino, una generación de talentos definitivos, autores de filmes que le cambiarían la cara al cine “Made in USA” a partir de las década de 1970. Poco antes de ellos, Woody Allen, Coppola y Scorsese inician también su carrera configurando, entre todos, un rico universo creativo y artístico. Desde sus inicios, Brian de Palma demuestra solvencia y seguridad en la narración. De su primera etapa proviene la maestra “El fantasma del paraíso” que, ineludiblemente, centra su atención en el “Fausto” de Goethe, y en “El fantasma de la óper

El gran pez

Imagen
El fastuoso y complejo imaginario de Tim Burton, definitivamente uno de los más talentosos y creativos cineastas norteamericanos de la actualidad, encuentra un justo balance en “El gran pez”, relato de resonancias míticas, acercamiento a las raíces fellinianas (el mundo del circo y del arte en sí mismo) y la permanente ambivalencia y duplicidad entre “verdad” y “ficción”. Esta vez, a diferencia de filmes anteriores, Burton no sólo cuenta la historia fantástica, como en “La leyenda del jinete sin cabeza”, sino que los narradores se alternan en un “presente”   a partir del cual se evocan los   intensos recuerdos -la vida misma- del personaje central interpretado, ya mayor y moribundo por Albert Finney, y en su juventud por un vivaz Ewan Mc Gregor. ¿Qué es, entonces, aquello que nos deslumbra en esta original propuesta? Sin duda, ese colorido y reiterado, llamativo espectáculo que, en su presentación de personajes -el gigante, el empresario circense que encarna Dann

Eterno Bob Hope

Imagen
Ha muerto Bob Hope. El pasado 27 de julio, en su residencia de California, el último suspiro del mítico Bob nos dejó para siempre sin uno de los más grandes comediantes del cine norteamericano. Inglés de nacimiento (Eltham, 1903), justo a los cien años partió el actor de la serie fílmica “Camino a...”, que incluyó siete películas y donde compartió roles con otro grande, Bing Crosby, legendario cantante, y la hermosa Dorothy Lamour, una de las actrices más seductoras de los años 40. Estos “Caminos a...” condujeron al trío a Marruecos, Singapur, Zanzíbar y Utopía, por ejemplo, y eran verdaderas proezas para desternillarse de risa, sobre todo si veíamos a un siempre inquieto e hilarante Bob Hope en situaciones absurdas o que requerían auxilio inmediato. A la par, su fama de “todo terreno” se fue cimentando, pues también gustó del canto y destacó como bailarín. Su participación inicial en la radio lo condujo a Hollywood, donde debutó en “The big broadcast”, en 1938. Bob H

Brando, un rebelde con causa

Imagen
   Por Jorge Zavaleta Balarezo En un principio representó a Stanley Kowalski sobre las tablas, a las órdenes de Elia Kazan. Su convincente personaje en “Un tranvía llamado deseo”, la célebre obra de Tennessee Williams, pasó entonces al cine, siempre dirigido por Kazan. Su pareja -la intensa y asfixiada emocionalmente Blanche DuBois- fue la hermosa Vivien Leigh. Los fotogramas más famosos de esta cinta   de 1958 muestran a la pareja en verdadero conflicto: un robusto Marlon Brando en camiseta, en el esplendor de su juventud pero con una ya madura caracterización. Sí, era él. Brando había pasado por el Actor´s Studio de Lee Strasberg, el mismo por donde igualmente transitaron Montgomery Clift, James Dean y la propia Marilyn Monroe. Ese taller de la actuación sigue siendo como un despegue para las leyendas. Allí Brando, a la vez que aprendió un modo de actuar, impulsó el propio. Kazan lo volvería a dirigir en “Nido de ratas”, en la que actúa junto a la bella rubia

Esplendor americano

Imagen
Por Jorge Zavaleta Balarezo Inesperado estreno en nuestra cartelera, convertida aún en “tierra de nadie”, “Esplendor americano”, de Shari Springer Berman y Robert Pulcini, es, sin duda, la mejor película exhibida aquí en lo que va del año. La vida de un estadounidense medio, burócrata y amargado como Harvey Pekar da lugar a este relato que, precisamente en su título, tomado a su vez de la historieta sobre la que gira una y otra vez, ironiza acerca del “american way of life”. Pekar (inigualable Paul Giamatti) no sabe lo que hace en este mundo. Dos matrimonios fracasados no le han sido suficiente y el encuentro con su, por fin, “alma gemela” (Hope Davis) es un shock delirante en la pantalla. Su paso a ser personaje de un cómic inicialmente dibujado por Bob Crumb (el mismo de “El gato Fritz”), su amigo, le otorga fama pero no fortuna. Por ello es que asiste, conflictuado, a conversar con David Letterman, el hazmerreír de los “talk shows” en USA, pero, sobre todo, su felicidad