Antonioni revisitado
Antonioni revisitado
Por Jorge Zavaleta Balarezo
Maestro como
pocos, Michelangelo Antonioni, “el
cineasta de la soledad”,
mantiene
en su filmografía una sensibilidad irónica, escéptica, latente, expresada, muchas veces,
en esos “tiempos muertos” tan característicos en su obra. En “Blow up”, también
conocida como “Deseo de una mañana de verano”, además de la trama misteriosa y
seudo detectivesca, se registra, con ojo preciso, la moda y el estilo de los
vibrantes años 60. En este filme, protagonizado por David Hemmings y Vanessa Redgrave, el cineasta italiano
adapta un cuento de Julio Cortázar, “Las babas del diablo”, y, siguiendo las
coordenadas lúdicas propuestas por su autor, redescubre un cierto aire de
divertimento falaz.
Antonioni inicia su recorrido como director
con “Crónica de un amor” (1950). Esta cinta marca un rumbo nuevo en quien fuera
partícipe del neorrealismo italiano, trabajando como guionista para Fellini (en
“El jeque blanco”), Rossellini y Giuseppe Di Santis, el autor de “Arroz amargo”,
aquel clásico con la inolvidable Silvana Mangano.
En Antonioni hallamos personajes
contradictorios, poco comunes y angustiados, situaciones que alteran nuestra
visión “normal” del mundo. Hace tan sólo unos años, se unió al alemán Wim
Wenders, para la filmación de “Beyond
the clouds”, una excepción en su obligado retiro debido a una enfermedad.
En “Desierto rojo”, Monica Vitti, diva del
cine italiano y musa constante del director, protagoniza una historia con
particularidades cromáticas que nos acercan a un cineasta interesado en esa
opción expresiva, con contrastes y movimientos de cámara que fijan un espíritu,
un juego vistoso de figuras. En esta película de 1964, Antonioni asume su
crítica personal contra la industrialización y sus consecuencias, un mundo
despojado de humanidad y naturaleza.
Otras gratas y grandes películas son “La dama sin camelias” (1953), “La aventura”
(1960) -que conforma una trilogía con “La noche y “El eclipse”-, así como la
muestra de ese erotismo juvenil y a veces en estado primitivo que es “Zabriskie
Point” (1970), con música de Pink Floyd.
Con sus cerebrales, filosóficas y muy
personales obras, Antonioni ha registrado el extraño transitar de hombres y
mujeres por un mundo que parece evadirlos. Si la soledad ha marcado casi toda
su obra, como tema y función expresiva, como materia y propósito de su arte,
personalmente, gracias a esa poética consciente y original, es que se le
considera uno de los últimos grandes del cine.
Comentarios
Publicar un comentario